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| Ni éxito ni fracaso. Fecundidad |

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Existe la necesidad de que en cada equipo de animación de los grupos asociativos, se plantee constantemente el desafío de discernir qué es lo mejor a ofrecer a los jóvenes como propuesta pastoral-educativa, considerando las circunstancias vigentes y el proceso que viene realizando la misma comunidad juvenil. Se trata de un esfuerzo por ir despacio, pero con pasos firmes, abiertos al diálogo y tomando decisiones. Si se asume esta tarea, la pregunta inicial es “¿qué pretendemos que quede de la experiencia juvenil que se está planificando?” Algunos dirán, “que los jóvenes perseveren en su participación en el grupo”, o “que se diga que la propuesta de este equipo superó a lo que se venía haciendo antes”, o “que se organizó muy bien, con tiempo, junto a la comunidad juvenil: ¡felicitaciones!”, u otros “que el grupo volvió a tener las características que tanto recordamos con nostalgia de tiempos pasados”… ¿Deseamos todo esto? ¡Dios quiera que lo deseemos, y Dios quiera que así sea! Sin emb

| ¿Cómo oír la voz de Dios? Estando en comunión con Él |

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  En el tiempo que llevo, junto a jóvenes y laicos, coordinando y asesorando grupos asociativos, voy reforzando la convicción de que proponer, desde cada servicio específico, experiencias sencillas (de diálogo, presencia, formación, celebración, recreación, etc), y a la vez bien pensadas, preparadas y animadas, además de ser un camino de formación para nosotros, son ejemplo concreto de animación educativo-pastoral para los coordinadores y animadores de las comunidades juveniles. Es éste nuestro principal aporte educativo a la comunidad. No pocas veces constatamos en los animadores y aun en los adolescentes y niños de los diversos grupos, que existen desánimo y a la vez entusiasmo, grandes carencias familiares, deseo de pasar tiempo con otros pares, desorganización en el estudio, ansia de independencia, que la droga está “a su lado” esperando que se la reciba con la mano, que a veces la violencia verbal y física sale como fuerza espontánea entre ellos, que también hay ansia de expresi

| ¿Vamos? ¿A dónde? |

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En la pastoral juvenil de grupos asociativos tratamos de proponer el recorrido de un camino que nos ayude a vivir más auténticamente nuestro ser-animador. Recordarnos una vez más nuestro ADN, nuestra identidad. Y esto porque comprendemos que nuestro “hacer”, nuestro servicio, el tiempo entregado en favor de otros, la mi sión, se entiende solo desde la identidad; un “quién soy”, que en este caso me fue dado, lo recibí, no lo inventó cada uno para sí. Ser animador -lo creemos- significa haber sido llamado, es decir que, providencialmente, sin saber yo por qué, hoy estoy siendo lo que soy aquí en “esta” comunidad. En los evangelios, Jesús llama siempre a las personas, en primer lugar a ser discípulo, y en la misma medida ser apóstol (servidor, misionero, educador, animador). Quién es llamado tiene que experimentar o (re)descubrir la alegría del llamado que el mismo Jesús le hace a estar con Él, ser discípulo; y como consecuencia la alegría de la respuesta se vuelve más auténtica, el s

| 10 kilos por 5 hábitos |

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Muchas veces pienso en que es también un camino de fe en nuestra espiritualidad cristiana, ir dejando entrar cada vez más a Jesús en las diversas áreas de nuestra vida, de tal manera de que, cada vez más, podamos entregarnos a Él, y ser cada vez más también, testimonio de su presencia en nosotros para el bien de los jóvenes, principalmente, y para nuestros hermanos. El crecimiento de nuestra interioridad, de nuestra espiritualidad, va de la mano del recorrido que vamos haciendo en nuestro autoconocimiento. Y esto lo pensé recientemente a raíz de que hace tiempo me llama la atención que hermanos sdb con quienes convivo, de a ratos se cuestionan acerca de su salud física, de su peso, de la alimentación, y esto lo viven a veces con angustia, les preocupa sinceramente, y quisieran llevar una vida que los haga ver y sentirse saludables físicamente. Me da la sensación de que no logran resolver esta lucha que, sin dudas, es el resultado de hábitos de alimentación, hidratación, de

| Andar a las corridas |

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Hace un tiempo, el Boletín Salesiano de Argentina me entrevistó para una nota acerca del running. De algún modo, fue para mí una oportunidad de dar testimonio de esta actividad física que me apasiona desde hace años... La nota podés encontrarla en: http://www.boletinsalesiano.com.ar/andar-a-las-corridas/ Acá transcribo la entrevista completa. ¿QUÉ TE MOTIVÓ A INICIAR EL RUNNING Y QUÉ TE MOTIVA A SEGUIR? Sinceramente, comencé a correr porque tenía sobrepeso. Fue esta la primera motivación, cuando tenía 14 años. Sin embargo, al poco tiempo encontré gusto por salir a trotar varias veces a la semana y las motivaciones fueron cambiando. Hoy, siendo adulto, me doy cuenta del gran bien que el running fue haciendo a mi vida, pasando de ser una simple actividad física a convertirse en una pasión que tocó todas las áreas de mi vida y continúa ayudándome a crecer constantemente. CONSEJO PARA QUIEN ESTÁ ARRANCANDO O NO ES FRECUENTE CORREDOR/A. Al iniciar cualquier tipo de act

| ¿Qué clase de sacerdote? |

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Un tiempo atrás me surgió el cuestionamiento acerca de ¿qué les llama la atención a los jóvenes de la espiritualidad sacerdotal de Don Bosco hoy? Es decir, al pensar en Don Bosco sacerdote ¿existe alguna particularidad en su modo de ser y obrar que lo describa y sea significativo para los jóvenes, quienes son destinatarios de su ministerio sacerdotal en la Iglesia? Sin dudas, Don Bosco fue madurando su vocación sacerdotal y junto a ella una particular espiritualidad en una época y en un   contexto determinado. Aparece aquí la pregunta sobre lo cierto del asunto, es decir, ¿qué fue lo que caracterizó más fuertemente la espiritualidad sacerdotal de Don Bosco en su tiempo? Podemos también cuestionar ¿hubieron personas que lo motivaron a optar por un modo concreto de ser sacerdote?, ¿quiénes inspiraron la espiritualidad sacerdotal de Don Bosco? Por último, cabe preguntarnos acerca de qué nos dice hoy a los futuros salesianos sacerdotes la espiritualidad sacerdotal de Don Bosco , y

| Ejercicios del cuerpo. Ejercicios del espíritu |

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Existe algo para lo que los jóvenes tenemos todas las posibilidades y capacidades a flor de piel en esta etapa de la vida, en la cual Dios nos permite vivir hoy. Se trata de nuestro crecimiento, el crecimiento de nuestro cuerpo-espíritu, es decir, nuestro modo de ser y estar, nuestra apariencia y nuestra interioridad. La realidad física y la espiritualidad son dos aspectos de nuestra persona. Somos UNO, enteros, totales, y en esta unidad podemos distinguir dos aspectos, el corporal y el espiritual. El gran desafío para nuestra vida juvenil, tan llena de iniciativas y creatividad, es ir madurando ambos aspectos de nuestra persona armoniosamente, atendiendo el cuerpo sin descuidar el espíritu y cultivando la interioridad sin descuidar la salud del cuerpo. Hay que evitar comprender esto como un dualismo, pensando que por un lado somos cuerpo, y por otro, somos espíritu. De ese modo, seríamos algo así como “dos en uno”, nuestro cuerpo viviría independientemente del espíritu, y e